Palmeros, romeros, concheros y otros peregrinos (1 de 2)

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Todos aquellos a los que les gusta viajar, patear y especialmente las grandes pateadas, han hecho o han soñado en hacer el Camino de Santiago. Lo que mucha gente no sabe es por qué a los Peregrinos a Santiago se les llama concheros y que existen varias denominaciones, por motivos que ahora explicaremos, para los peregrinos según a donde se dirijan. Y de ellos vamos a hablar, de palmeros, romeros, concheros y otros peregrinos.

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Monumento al peregrino en Finisterre

 

Jubileos y peregrinaciones

Las peregrinaciones a los lugares santos han sido un  constante a lo largo de la historia de la Humanidad. En los remotos tiempos de la prehistoria había lugares telúricos que eran visitados desde largas distancias. En todo el mundo y en todas las religiones aparecen peregrinaciones. En el mediterráneo helénico los santuarios más famosos eran los oráculos. En Oriente son famosas las peregrinaciones al sagrado Fuji-Yama en Japón, al Ganges de Benarés, donde las aguas sagradas arrastran los pecados y las cenizas de los muertos o la peregrinación de Budistas al Monte Kailash en el Tibet. En Meso América los mayas peregrinaban a los cenotes sagrados del Yacatán. En China confuncios y budistas han hecho del viaje un motivo de vida. El Tao, el camino, es la doctrina de Confuncio. Judíos de todos los tiempos, desde la Gran Diáspora, han vivido pendientes de la peregrinación a la Tierra Perdida. El Islam ha hecho de la peregrinación uno de los Cinco Pilares.

En el mundo de la Cristiandad Occidental, el culto a las reliquias va a propiciar el desarrollo de las peregrinaciones, sobre todo a partir de tiempos medievales. Aparece así el denominado año Santo o Jubileo (o año de gracia),  y que conmemora un año con significados particulares, teniendo sus orígenes en el judaísmo. La primera expresión en el mundo cristiano la recoge el Libro de Isaías (Isaías 61:1-2) y es nombrada por Jesús en el Evangelio de Lucas (Lucas 4: 17-21).

La persona que realiza la peregrinación es el peregrino, cuyo significado es el de «extranjero», en el sentido de trascender, de viajar lejos hacia lugares donde se custodiaban reliquias santas o hasta lugares sagrados. El peregrino realiza dos caminos, el “real” y el “simbólico”. Este último representa un camino de búsqueda interior, de encuentro y de renovación. De ahí que en los Años Jubilares «se perdonen todos los pecados, previo reconocimiento y arrepentimiento de los mismos». Es lo que se denomina Indulgencia Plenaria, que obtendrán los fieles verdaderamente arrepentidos tras la confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

 

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Monumento al peregrino en Tineo

 

El Jubileo o Año Jubilar será una celebración, en algún lugar del mundo católico, de un período de indulgencia de los pecados asociado, normalmente, a un Camino de Peregrinación y que siempre está asociado a una Bula Papal otorgada desde el Vaticano y en relación a los restos de algún Santo o a Reliquias de relevancia en el mundo cristiano. Aparecen así 3 tipos de jubileos: Ordinarios, extraordinarios e in perpetuum

Año jubilar ordinario: Celebrado actualmente cada 25 años (el último fue en 2000 y el próximo será en el 2025 y se celebran desde el año 1300) y en el que se concede la indulgencia plenaria. Antiguamente esta indulgencia sólo se conseguía peregrinando a Roma, pero actualmente desde el Vaticano se permite que diferentes iglesias disfruten de un año jubilar ordinario. Así, por ejemplo, el Papa Francisco concedió la gracia de Año Jubilar Teresiano para todas las diócesis de España, desde el día 15 de octubre de 2014 hasta el 15 de octubre de 2015, con el fin de celebrar con solemnidad el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Sólo en determinados templos y santuarios jubilares se puede conseguir la citada Indulgencia plenaria. Sobre el año Jubilar Teresiano se puede ver mucha más información aquí.

Año jubilar extraordinario: Por motivos particulares, el Papa puede proclamar también algunos Jubileos «extraordinarios». La costumbre de convocarlos se remonta al siglo XVI: su duración varía desde unos días hasta un año. Los últimos Años Santos del siglo XX se realizaron en 1933, convocado por Pío XI para el XIX centenario de la Redención, el de 1983, convocado por el Papa Juan Pablo II para el 1950 aniversario de la Redención, siendo el último el de 1987, en el que el Papa Juan Pablo II ha convocó un Año Mariano.

Jubileo in perpetuum: En aquellos lugares en que los jubileos se han consolidado con la fuerza suficiente para poder repetirse periódicamente como un camino de renovación, la Santa Sede puede conceder la autorización para esa celebración con carácter regular, lo que se conoce como Jubileo in perpetuum. La tradición ha marcado ya que hay que realizar un camino, siendo el Camino de Santiago el camino a un lugar donde se realiza un jubileo in perpetuum más conocido.

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Monumento al Peregrino en Potes

El Vaticano ha concedido el Año Jubilar a contadas ciudades. Jerusalén, Roma y las ciudades españolas de Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Urda (en Toledo), Caravaca de la Cruz  y Valencia.

Pero de eso, hablaremos en el próximo post.

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