El misterio de las botas colgantes

Zapatillas colgandoEs raro darse un paseo por cualquier ciudad del mundo y no ver unas zapatillas colgando de un cable de teléfonos. Cuando uno las ve, siempre se pregunta qué sentido tiene que estén allí y quien las ha tirado. Para empezar, comentar que esta “costumbre” tiene nombre en inglés (¡cómo no!) y se llama “Shoe-tossing” o “shoe-flinging”. Las teorías de por qué están allí son muchas y muy variadas, así que voy a intentar listar aquí algunas de las explicaciones que he podido averiguar o encontrar:

La teoría más difundida (lo que, como siempre, no significa que sea la aceptada y seguramente sea una leyenda urbana) es que es un símbolo de relacionado con la delincuencia. Así, unas botas colgando en un cable delante de una casa marcan un punto de venta de droga (en concreto crack o cocaína). Siguiendo en la misma línea de explicaciones, se afirmaría que esta costumbre vendría de los barrios marginales neoyorquinos. Allí, las bandas juveniles colgarían botas para marcar su territorio o en otros casos se tratarían de un homenaje a las víctimas de la violencia callejera, ya sean integrantes de bandas o simples ciudadanos fallecidos por una bala perdida en los enfrentamientos. De esta forma, las zapatillas representarían “zona liberada”, donde no existe “ley” ni “autoridad”, Esta versión también se extiende a España, donde los zapatos colgantes podrían ser el tributo a un ladrón fallecido para indicar que colgó las botas.

Hay explicaciones tecnológicas bastante absurdas como la que explica que poner unos zapatos con suela de goma colgando de un cable aumenta la cobertura.

Según parece, en algunos pueblos es tradición colgar unas zapatillas botas de un cable para atraer la suerte y prosperidad al pueblo y en EEUU aparecen los llamados “Shoes trees”, árboles donde se cuelgan cientos de zapatos.

Zapatillas colgando de cable en la ciudad
También hay una versión muy española que defiende que las botas eran colgadas por los jóvenes que volvían de la mili para indicar que ya se licenciaban y así demostraban que decían  adiós para siempre a sus días de soldado.

Sin embargo, esta teoría y otras que podrían valer para épocas recientes se desmontan, porque en muchos pueblos esta costumbre se viene realizando desde tiempos inmemoriales.

Desde el punto de vista antropológico, hay que señalar que el calzado tiene una larga tradición en relación a la demarcación de espacios consagrados, así como en los usos asociados al duelo y la recordación (para más información sobre este punto recomiendo este artículo). Un ejemplo de esto se pudo ver en Argentina, donde las zapatillas se convirtieron en símbolo de los jóvenes muertos en el incendio de la discoteca Cromagnon, durante un concierto de rock, en diciembre de 2004 (más información sobre lo ocurrido y el uso de las zapatillas como símbolo se puede ver aquí).

 Se cuenta también que es una costumbre entre los jóvenes inmigrantes del norte de África, que cuelgan sus viejas botas cuando encuentran algún trabajo como un signo de prosperidad.

El cine también ha hablado de esta costumbre. En “La cortina de humo” (Wag the Dog) de 1997, aparece el lanzamiento de zapatos como un símbolo popular de protesta contra un asesinato. Seis años más tarde, el director Tim Burton en su película ‘Big Fish‘ (2003) hace aparecer un extraño pueblo, Spectra, donde en el centro del mismo hay un cable lleno de zapatos colgados que eran dejados por la gente que llegaba hasta la población para indicar que era el sitio donde se querían quedar para siempre y así dejar su pasado atrás.

Y desde el arte urbano aparece el llamado ‘shoefiti’, juego de palabras entre la palabra inglesa ‘shoe’ (zapato) y graffiti y acuñada en 2005. Se trataría de adornar con zapatos la ciudad. En lugar de llenar las paredes de pintadas, los artistas callejeros utilizan la noche para plantar sus zapatillas.

 Y otras interpretaciones hablan de señalar una casa ‘okupa’, celebrar el fin de un curso académico, de anunciar un matrimonio próximo o comunicar a todo el barrio la pérdida de la virginidad.

En resumen, se puede decir que las zapatillas colgantes señalan un punto de inflexión en la vida de quien cuelga las zapatillas.

No quiero dejar para nombrar, eso sí, al final de esta post, la tradición que existe en Finisterre (el fin de la Tierra y fin del Camino de Santiago para todos aquellos que hayan llegado a Santiago de Compostela y hayan continuado) de quemar algo de ropa y las botas que hayan llevado.

Zona para quemar en el Faro de Finisterre

 La tradición últimamente se ha transformado, para algunos, en colgar de la torre de comunicaciones del Foro de Finisterre las botas que se han utilizado durante todo el camino.

 

Antena de comunicaciones en Faro de Finisterre con zapatillas colgando

Algunas fuentes de información de este post:

Blog de Noticias Stranbóc Insólitast se puede ver aquí

Una noticia al respecto a aparecida en el Diario El Sur en agosto de 2008 se puede leer aquí

Un estudio desde el punto de vista antropológico sobre “el calzado como metonimia de lo humano” se puede ver aquí.

Una entrada en el Blog “Diario de un copépodo” que se puede leer aquí

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