El Hoy voy a hablar de montones de piedras, pero no de geología. Si pateamos un poco por el campo en cualquier lugar del mundo podremos ver fácilmente unos montones de piedras en forma de cono que nos marcan, a veces, el camino. Y de eso voy a hablar.
Uno podría pensar que estos montículos se han realizado con el único fin de indicar el camino en épocas de nevadas, pero aunque podemos encontrar en nuestros pateos este tipo de montículos, veremos que hay mucho que contar al respecto.
Primero veamos que los montículos o acumulaciones artificiales de rocas de diferentes tamaños a los que me refiero, con forma más o menos cónica y localizados en los costados de caminos y sendas, están formados por rocas o originarias de la zona donde nos se encuentra la acumulación o originarias de zonas más lejanas y que han sido traídas y depositadas sobre el montículo. Sus tamaños son variados, desde pequeños montículos de escasos centímetros hasta alturas que superan los tres metros, tratándose en estos casos de lugares con fuerte reminiscencia mágica.
En la actualidad, los montículos de piedra se han erigido como puntos de referencia (ya sea como marca de la cumbre de una montaña o situados a intervalos regulares, indicando un camino a través de terrenos pedregosos, estériles o a través de los glaciares) pero en la antigüedad fueron erigidos como monumentos sepulcrales o utilizados para usos prácticos (ya sea para conmemorar acontecimientos, desde un lugar de una batalla, al lugar donde un carro volcó o cualquier otra cosa o acto). Pero es importante tener en cuenta que a veces son simplemente lugares donde los agricultores han recogido piedras retiradas de un campo de cultivo.
Lo primero que nos debemos plantear es la utilidad de dichos montículos de piedra y donde nos encontramos del mundo.
Montículo de piedras en la Sierra Helada (Benidorm, Alicante)
En la Biblia
La primera referencia escrita que se conoce sobre un montículo de piedra aparece en la Biblia, exactamente en el Génesis y se refiere a ellos por su utilización para señalar lugares de pactos, como el realizado entre Jacob y Labán en lo que se denominó el “montículo del testimonio” (Génesis 43 a 54):
43 Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
44 Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea ese pacto un testimonio de nuestro compromiso entre nosotros dos.
45 Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó como columna conmemorativa.
46 Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un montículo de piedras, y comieron sobre aquel montículo.
- Y a aquel lugar lo llamó Labán, Jegar Sahaduta (que significa «montículo del testimonio» en arameo); y lo llamó Jacob, Galaad (que significa «montículo del testimonio» en hebreo).
- Porque Labán dijo: Este montículo de piedras es testigo del pacto entre nosotros dos; por eso fue llamado su nombre Galaad;
49 Pero tambien se llamó Mizpa, (que significa «torre de vigilancia») pues Labán dijo: que Jehová nos vigile a los dos de que guardemos este pacto, cuando nos apartemos el uno del otro.
50 Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos.
51 Dijo más Labán a Jacob: He aquí este montículo de piedra, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo.
52 Testigo sea este montículo de piedra, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este montículo de piedra contra ti, ni tú pasarás de este montículo de piedra ni de esta señal contra mí, para mal.
53 El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró por aquel a quien temía Isaac su padre.
54 Entonces Jacob inmoló víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y durmieron aquella noche en el monte.
Leyendas celtas
La relación de la religiosidad y las piedras ha sido una constante a lo largo de las diferentes eras desde que el hombre es hombre. Aparece así lo que se denomina la Litolatría o culto a las piedras (existe un magnifico artículo sobre el tema de Marta Plaza que se puede aquí).
Celtas
Los celtas tenían la idea de que el alma de los difuntos que no han podido cumplir sus promesas estaba en las piedras, protegiendo y hablando en la otra vida de los actos realizados por los vivos. La formación de montículos de piedra o amilladoiros (así llamados en Galicia) tendría el origen del intento de ayudar a las almas que se encuentran en dichas piedras a descansar en paz, además, estas almas serían testigos en la otra vida del paso por lugares mágicos de aquellos que habían depositado las piedras, por ello los transeúntes depositan una piedra sobre estos montones situados al pie de los caminos, además de servir para alejar a los malos espíritus.
Antigua Grecia
En la mitología Griega, los montículos de piedras se asociaban con Hermes, el dios de los viajes por tierra. Según una leyenda, Hermes fue llevado a juicio por Hera por el asesinato de su criado favorito, el monstruo Argos. Todos los demás dioses actuaron como jurado, y como forma de declarar su veredicto se les dieron guijarros, y les indicaron que los tiraran a la persona que consideraban se encontraba en lo cierto, Hermes o Hera. Hermes argumentó con tanta habilidad que terminó sepultado bajo el que sería el primer de los montículos de piedras.
Montículo de piedras en el Monte Arabi (Yecla. Murcia)
Antigua Roma
En la antigua Roma encontramos varias referencias al uso de montones de piedra y sus diferentes dioses. El dios Terminus era el protector de los límites y su origen está en el culto a las piedras destinadas a marcar los límites en la religión indoeuropea, factor que nos permite descubrir su vinculación con las actuales cruces de término (Plaza, 2010).
Recordemos también la costumbre romana de enterrar los muertos en las márgenes de las calzadas y la de colocar una piedra sobre las sepulturas al pasar delante de ellas para alejar a los malos espíritus (Plaza, 2010).
En el mundo celta, a la llegada de los romanos, a los lugares estratégicos de los caminos marcados mediante montones de piedras, los romanos dieron el nombre de montes de Mercurio. Recordemos que Mercurio era el dios de los viajes, así como protector de los viajeros, pastores y caminantes.
Cristianismo
El cristianismo, como haría con el resto de cultos paganos, realizó sincretismo con el culto dado a las piedras, colocando cruces sobre los montículos de piedras, conviviendo en la mayoría de los casos símbolos paganos con cristianos.
Martín de Braga (Obispo, teólogo y escritor eclesiástico hispano del siglo VI), denuncia las prácticas ajenas al cristianismo en su obra De correctione rusticorum y hace referencia a los montones de piedras:
“Otro demonio quiso llamarse Mercurio, que fue un astuto inventor de toda clase de fraudes, a quien como dios del lucro, los hombres codiciosos al pasar por las encrucijadas, ofrecían como sacrificio montones de piedras que se forman al tirarlas” (Plaza, 2010).
Existe una fuerte defensa (como se puede ver aquí) de que el paso al cristianismo de los montículos de piedra señalaron actos de penitencia, y que aquel que se sacrificaba había de transportar una piedra desde su punto de salida hasta el milladoiro en el que la deposita. Este acto permitía obtener un perdón a sus pecados proporcional al peso de la piedra que ha transportado, pasando los milladoiros a denominarse humilladeros.
Cruceiro a la salida de Ferrol (Camino Inglés)
En el Camino de Santiago
Quizás el monóculo de piedras más conocido por los pateadores es el existente en el Camino de Santiago Francés, en el punto más alto de todos los caminos a Santiago a 1500 metros, entre las poblaciones de Foncebadón y Manjarín, en la cumbre del monte Irago (León). Allí encontramos la llamada Cruz de Ferro, una sencilla cruz de hierro clavada en la punta de un mástil y rodeada de un cono de amontonadas piedras. Según parece antes de esta cruz, existió un altar a Mercurio, protector de caminantes, a quien los viajeros dejaban un guijarro a modo de óbolo; esta costumbre la continuaron los segadores gallegos que pasaban por primera vez a segar a Castilla y, con la explosión jacobea, los peregrinos la hicieron suya». Según la tradición, ya en el s. XI Gaucelmo, abad de los alojamientos del lugar, colocó una cruz en la cima de un poste de unos seis metros de altura, a cuyo alrededor se fueron depositando las piedras. La cruz y el poste actuales son una réplica de los originales, que se encuentran en el Museo de los Caminos, en Astorga.
Cruz de Ferro en Camino de Santiago Francés (Foto de Jesús Varillas)
Según la interpretación antes comentada sobre los humilladeros, la Cruz de Ferro sería un humilladero, pero podríamos encontrar el Camino de Santiago más, como sería el existente en San Justo de la Vega (4 kilómetros antes de llegar a la población de Astorga y que actualmente sería el llamado Cruceiro de Santo Toribio), Ermita del Humilladero (situada en el camino de Santiago Francés entre León y Valverde de la Virgen). Existiría otro humilladero en las cercanías de la ermita de San Andrés de Teixido, lugar del cual ya hemos hablado en este Blog.
En el próximo post hablaremos demontículos de piedras a lo largo de todo el mundo, en España y en la literatura.
Curiosa historia, sobre todo para los que hemos hecho tantas y tantas caminatas
Gracias Javier por tu comentario. Supongo que a ti, como a mí, te habrá pasado que cuando vas de caminata has contado multitud de historias a la gente que va contigo sobre lo que vas viendo. Esta era la intención de este post sobre los montículos de piedra, contar algo para la gente que va de peteo conozca que muchas veces detrás de un simple montículo de piedra hay mucha historia y muchas tradiciones ancestrales.
Un saludo,
Ahí en Tenerife sur una serie de montículos cerca de la playa de la caleta están encima de unas rocas encima del mar.?me puedes decir si tienen los mismos fines que las que dices?
Estimada María:
No he tenido el placer de visitar esa playa, pero si que un amigo que estuvo este verano en Tenerife me proporcionó una foto y me dio detalles de los montículos que existen en la playa de la Caleta. Desde hace años existe, como comento en el post, una «tradición» (prefiero llamarlo costumbre, ya que no he podido averiguar desde cuando se aparecen los montículos) de realizar montoncitos de piedras mirando al mar y pedir al faro más cercano el deseo de volver al lugar donde has hecho el montículo, este se cumplirá. Esta moda reciente se ha extendido por todas las islas, tanto Baleares como Canarias y según parece tanto en Tenerife como en Fuerteventura están empezando a tener problemas por el impacto que producen. Si lo piensas es parecido a la costumbre de tirar una moneda a una fuente o a un río pidiendo volver al lugar.
Espero haber resuelto tu duda.
Un saludo,
pueden ser simbolos o señales jesuitas o piratas, indicando donde esta guardado un gran tesoro (cargamento valioso)
La verdad es que hay tantos montículos de piedra en tantos lugares del mundo, que podrían ser casi cualquier cosa. Cuando escribí esta entrada intenté aunar todas las referencias que encontré o que conocía, pero la que indicas podría ser tan correcta como cualquiera de las que yo comento.
Un saludo,
Son algo muy curioso
Pregunto pueden ser señales de ladrones pq me los he encontrado en mi finca
Estimado David:
Tendría que ver la señal y el sitio donde la han puesto y donde está la finca (cosa que por otra cosa, no le voy a pedir, por desecho a su intimidad). Pero dos comentarios: sobre las marcas que dejan los ladrones recomiendo el siguiente post http://www.eltiempo.com/justicia/delitos/conozca-los-trucos-y-marcas-de-los-ladrones-para-robar-su-casa-168180, aunque esto de las marcas he oído más de una vez que es un bulo. Sobre su montículo de piedras, podría ser una marca de senderos realizada por alguien que pase por allí (si no tiene usted la finca vallada).
Siento no poder serle de más utilidad.
En muchas ocasiones, si los turistas no encuentran rocas sueltas para sus absurdos montículos, se dedican a desarmar paredes divisorias de agricultores o barracas de ganado, que en muchos casos son construcciones con más de 300 años de antigüedad.
Incluso esta moda da pie a consecuencias surrealistas: en la Sierra de la Tramontana en Mallorca, así como en el Parque Nacional del Teide, en Tenerife, los senderistas solían marcar los caminos con estos mojones de piedra. Pero los turistas los imitan en cualquier punto, y siembran la confusión de los excursionistas.
Mario:
Gracias por su comentario. Efectivamente, la moda de hacer montículos en cualquier parte y que el monte se este llenando de gente que quiere hacerse una foto y que no tiene respeto, lo que está provocando es que como usted indica se estén destrozando estructuras con cientos de años. Una pena, realmente.
Un saludo,
Cruzando Mauritania en coche vimos que a cada lado de la carretera se erigían montículos de piedras constituyendo una especie de valla imaginaria a lo largo de muchos kilómetros. Más tarde , después de imaginar múltiples respuestas a su función , supimos la respuesta. Era el límite de la zona libre de minas. Si pasabas esa línea imaginaria entrabas en zona peligrosa. Saludos
Gracias por la observación. Desconocía esos montículos.